Galletas decoradas
Hola!!
Últimamente estoy que no paro, con un montón de tutoriales que tengo pendientes de subir y otro montón de cosas a medio terminar. Pero estos días he sacado un ratito para acabar este post de galletas decoradas. Seguro que las habéis visto en un montón de sitios y son preciosas y también muy fáciles de hacer.
Ingredientes (30 -35 galletas de 10cm):
- 250 gr. mantequilla a temperatura ambiente
- 250 gr. azúcar glass
- 1 huevo L a temperatura ambiente
- 650 gr. harina tamizada
- 1 poquito de leche para la masa
- Aroma al gusto
Preparación
En un bol ponemos toda la mantequilla, que debe estar blandita. Lo mejor es sacarla de la nevera unas horas antes de ponernos a cocinar para que se ponga a temperatura ambiente. Podéis cortarla en cuadraditos para que tarde un poco menos. Con las palas de la batidora, batimos la mantequilla durante un minuto o dos, bajando los restos que se van quedando en los bodes para que todo quede bien batido.
Cuando veamos que la mantequilla tienen
una textura suave, vamos incorporando el azúcar y seguimos batiendo. Tiene que quedar bien integrado. Podéis usar también azúcar normal para la masa, el resultado es muy parecido, solo que no queda la galleta totalmente lisa. Yo lo he probado de las dos formas y no noto casi diferencia. Es cuestión de gustos. Después de dos o tres minutos batiendo, la mantequilla estará más blanca y de textura esponjosa.
Ahora añadimos el sabor que queramos. Podéis usar de limón, vainilla, naranja, ect. Yo he usado de almendras. Añadimos también el huevo un poco batido y seguimos batiendo. Cuando este bien integrado empezamos a añadir la harina, que tiene que estar tamizada para que se absorba mejor. Echamos unas pocas cucharadas y mezclamos bien, seguimos añadiendo harina y mezclando, poco a poco.
Cuando ya vaya quedando poca harina, la masa se irá desmigando, como suelta y no cogerá bien la harina. En este momento, añadimos un poquito de leche, para que se ligue bien otra vez. Depende de cómo esté la masa pues tendréis que echar un poco mas o un poco menos. Si os pasáis, añadís un poco más de harina y listo.
Cuando ya hayáis mezclado toda la harina la masa tiene que quedar uniforme, un poco pringosa por la mantequilla pero no se tiene que pegar a los dedos. Lo sacamos del bol y lo ponemos en un papel del horno. Le damos forma un poco redonda y lo cortamos en varios trozos para trabajar mejor con ello. Cogemos una de las partes, lo colocamos entre dos trozos de papel de horno y lo estiramos con el rodillo hasta que toda la masa tenga un grosor uniforme.
Hacemos lo mismo con todos los trozos y los vamos colocando en una bandeja, de forma que queden bien estirados y sin ninguna arruga. Tenemos que guardar la masa en la nevera como mínimo 3 horas, aunque yo la suelo dejar toda la noche. Al meterla en la nevera, la masa se queda dura y podemos cortar las galletas sin que se deformen, porque la consistencia es bastante blanda. Cuando la saquemos de la nevera ya podemos comenzar a recortar las galletas directamente.
Las vamos colocando en la bandeja del horno, con cuidado de no deformarlas. Mientras la masa esté fría no tendréis ningún problema, pero cuando vayáis reutilizando los recortes, al amasarla, se irá calentando, por lo que es mejor que los metáis en la nevera otra vez unos 10 minutos. No hace falta colocar papel de horno en la bandeja, ni engrasarla, no se pegan casi a la base. Aunque no llevan levadura, las galletas crecen un poquito, a si que no las juntéis demasiado en la bandeja o se os pegarán entre ellas. La bandeja de galletas ya cortadas la metemos otros 10-15 minutos en la nevera para que no se estropeen.
Precalentamos el horno a 180ºC y las dejamos cocer unos 10 ó 15 minutos, pero dependerá del tamaño de la galleta y de cómo las queráis de tostaditas. Tened en cuenta que si usáis bandejas oscuras como yo, la base de la galleta se va a tostar más que la parte de arriba, porque la bandeja absorbe más calor. También debéis controlar vuestro horno, por si no calienta igual en todas las zonas y unas galletas se os queman y otras no se hacen bien, para girar la bandeja a mitad del tiempo. Lo ideal es tener varias bandejas, para tener una dentro del horno y otra para ir preparando más galletas. Si no las tenéis, al sacar la bandeja del horno, enfriadla bien en el grifo para que no se deformen las galletas nuevas al colocarlas. Al sacarlas parecerá que están un poco blandas, pero luego al enfriarse endurecen.
Glaseado
Para empezar a decorarlas tienen que estar totalmente frías. Yo las dejo unas horas desde que las he horneado para asegurarme. Para el glaseado necesitamos 200gr de azúcar glass por cada clara de huevo. En este caso si es necesario que sea azúcar glass. Aunque lo podéis hacer en casa, el que se compra tiene almidón, lo que hace que quede más suelto, haga menos grumos y espese más el glaseado. Generalmente, también queda mucho más fino que el que se hace en casa con un molinillo de café, por ejemplo, con lo que el glaseado queda mejor. También podemos usar claras de huevo pasteurizadas.
Para la cantidad de masa que sale, necesitaremos 2 claras más o menos, pero dependerá un poco del tamaño de las galletas y de la consistencia que le demos.
Batimos las claras un poco hasta que se espumen, pero sin montarlas al punto de nieve porque luego se harán como cristales en el glaseado. Vamos echando el azúcar glass tamizado poco a poco y mezclado bien. Se nos quedará una consistencia bastante líquida, como batido o algo así. Ahora podemos añadir algún sabor al azúcar. Yo no suelo hacerlo, pero si vosotros queréis, escoged uno que vaya bien con el sabor que hayáis puesto a a la galleta.
Seguimos batiendo y después de un rato (si lo hacéis a mano como yo, un buen rato), veréis que el glaseado se pone totalmente blanco y muy brillante. Vamos bien. Tenemos que seguir batiendo otro buen rato hasta que coja una consistencia densa, que se quede pegado al tenedor. Lo ideal es que al hacer una linea con ello, no se deshaga ni se derrita, se quede tal cual. Si es necesario podéis añadir un poco más de azúcar y seguir batiendo.
Con esta consistencia haremos el delineado de todas nuestras galletas, es decir, una linea todo alrededor para delimitar la forma. Retiramos una parte y al resto lo añadimos una cucharadita pequeña o dos de agua y batimos otra vez. De esta forma hacemos el glaseado un poco más liquido y nos servirá para el relleno. Tiene que quedar como si fuera cola de carpintero o yogur, que se expanda al echarlo en la galleta pero sin que sea liquido. Ahora es cuando podemos añadir el color que queramos, tanto en lo que hemos reservado para el delineado como en la del relleno. Si sólo vais a usar un color, hacedlo antes de separar la parte del delineado para conseguir el mismo tono. Yo en este caso las he dejado blancas y no os lo puedo enseñar, pero solo es ir añadiendo gotitas hasta conseguir el color deseado. Normalmente, los tintes alimentarios se venden en amarillo, cian y magenta. Si queréis verde, debéis mezclar amarillo con azul; si queréis naranja, amarillo con magenta; y para el morado, azul con magenta. Con los colorantes normales del supermercado el rojo es difícil de conseguir, generalmente queda rosa. Para ello hay que comprar unos tintes específicos que son más caros.
Una vez que tengáis los glaseados preparados, hay que dejarlos reposar una media hora para que las burbujas que hemos creado al batirlo se eliminen. Parece una tontería pero es importante, porque luego al decorar las galletas saldrán esas burbujas y quedarán bastante feas.
Pasados los 30 minutos, cogemos una manga pastelera y con ayuda de un vaso la rellenamos con el glaseado. Cortamos un poquito la punta, solo un agujero pequeño, y nos ponemos a trabajar. También podéis usar boquillas, un del dos o del tres.
Cuando vayamos a delinear, la boquilla no tiene que tocar la galleta nunca, tenemos que tenerla un poquito separada, así controlamos mejor donde cae el glaseado. Primero hacemos una linea todo alrededor con el glaseado más denso y luego la rellenamos con el otro glaseado más liquido. No os paséis echando, que se os puede desbordar. Primero echad un poco, en forma de zigzag y esperáis a ver si al expandirse se rellena todo bien. Si hace falta pues añadís otro poquito. Si queréis podéis ayudarla un poco con un palillo.
Yo solía hacer el delineado de cuatro o cinco galletas y luego las rellenaba, para que el borde y el relleno se unan bien, si no me parecía que se notaba mucho el delineado y no quedaba uniforme. Ahora, que ya tengo más maña, lo que hago es un glaseado intermedio entre los dos y no tengo que hacer delineado, lo hago todo a la vez. Me resulta mucho más cómodo porque avanzo más y no tengo dos tipos de glaseados para cada color, que es una lata.
Si vais a usar varios colores en la misma galleta, es mejor que esperéis un rato entre un color y otro para que no se os mezclen. Si vais a hacer otra capa de adornos por encima de esta, hay que esperar más tiempo, unas horas, para que el volumen quede bien diferenciado.
Yo no tenía mucho tiempo para entretenerme con la decoración, a si que sólo las pinté con un poco de azúcar y colorante, haciendo dibujitos graciosos. Mezclé una cucharadita de azúcar glass con un poquito de agua y unas gotitas de colorante azul, bien batido para que el azúcar se deshiciera bien.
No tenéis que hacer cosas complicadas, unos corazones o estrellitas, cualquier cosa quedará bien. Coged un pincel que sea fino y un poco rígido para controlar bien el dibujo.
Si se os da bien dibujar podéis hacer alguna galleta más personalizada, como el caballero jedi o el reloj que podéis ver abajo.
Luego las he puesto en unas bolsitas de plástico con unos washitapes y unas etiquetas, y acompañadas de unas bolsitas de té.
En este otro post, os dejos las etiquetas que he usado para las galletas y para las bolsitas de té, por si os van bien para vuestros proyectos.
Espero que os haya gustado.
Un saludo a todos!!!
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